La circulación en estuarios

 

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Los estuarios son regiones del océano costero donde las variaciones espaciales de salinidad son tan grandes que determinan en gran medida la circulación media.

Los estuarios se relacionan con los mares mediterráneos en que las mayores fuerzas de control de su circulación son los procesos termohalinos, es decir, procesos vinculados con las diferencias de temperatura ("termo") y salinidad ("halino").

Difieren de los mares mediterráneos principalmente en tamaño y configuración.

La mayoría de los estuarios se encuentran en las bocas de los ríos; por lo que suelen ser largos y angostos, semejando un canal.

Comparado con el flujo en la dirección del eje del estuario, el movimiento transversal tiende a estar restringido, y la circulación estuarina se puede describir en la mayoría de los casos adecuadamente mediante una estructura de corriente bi-dimensional. Las dos direcciones dominantes son a lo largo del eje del estuario y en profundidad.

Esto no es cierto para los mares mediterráneos, los cuales son lo suficientemente anchos para acomodar el flujo en tres dimensiones (ancho, alto y profundidad) y permitir a la fuerza de Coriolis ejercer su influencia.

La modificación de la circulación por la acción del viento es también más fuerte en los mares mediterráneos que en los estuarios, donde la circulación tiende a estar limitada a la dirección del eje del estuario independientemente de los vientos.

Un tipo particular de estuario es el de cuña salina

En ellos, el volumen de río es mucho mayor que el volumen de marea, o allí no están presentes las mareas, o éstas son muy débiles.

Ejemplos de grandes estuarios de cuña salina son los ríos Mississippi y Congo. Otros ejemplos pueden ser de tan solo unos pocos kilómetros de longitud. El Río de la Plata se comporta en parte como un estuario de cuña salina, aunque su gran ancho hace que sea muy sensible a los vientos y sienta la fuerza de Coriolis, por lo cual también tiene características de mar mediterráneo.

En estos estuarios de cuña salina, el agua dulce (que es mucho menos densa) fluye sobre el agua marina (que es mucho más densa) en una capa delgada. Toda la mezcla se restringe a una delgada capa de transición entre el agua dulce en la parte superior y la cuña de agua salada en la parte inferior. La figura a continuación ilustra la situación.

Cuadro de texto: Figura tomada de http://www.chemgapedia.de/vsengine/vlu/vsc/en/ch/16/uc/vlus/marinehydrology.vlu/Page/vsc/en/ch/16/uc/chemicalcycles/hydrological/

Los perfiles verticales de salinidad, por consiguiente, muestran salinidad cero en la superficie y salinidad similar a la oceánica cerca del fondo a lo largo de todo el estuario. La profundidad de la interfase decrece lentamente conforme el extremo final del estuario se va aproximando, como se muestra en las figuras a continuación, que corresponden a simulaciones numéricas realizadas en el CIMA/CONICET-UBA para el estuario del Río de la Plata.

Cuadro de texto: Arriba: la salinidad en el estuario del Río de la Plata en verano e invierno en la superficie y el fondo.
Abajo: secciones verticales de la salinidad a lo largo de las tres líneas mostradas en la figura anterior.

En el caso particular del Río de la Plata, la diferencia en el contenido de sedimentos entre el agua dulce de origen continental y el agua del océano, hace que las mismas puedan diferenciarse aún desde el espacio, como se observa en la siguiente figura.

Cuadro de texto: Imagen MODIS de parte de la República Argentina y el Río de la Plata. El Río de la Plata, al tener mucho contenido de sedimentos en suspensión se ve color amarillento. El agua oceánica, más pura, se observa oscura.

Parte del texto fue tomada de: http://www.es.flinders.edu.au/~mattom/IntroOc/notes/lectura12.html

 

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